Escribir el horario y los deberes en la pizarra o en una hoja de papel.
Debe usarse la agenda sistemáticamente y para comunicarse con los padres sobre deberes, trabajos, exámenes…
Definir claramente las reglas de clase.
Estas deben ser pocas, claras, sencillas (concretas)
Deben repetirse frecuentemente, y debemos asegurarnos que el niño las ha entendido bien (pidiéndole que nos la repita).
Mantener rutinas constantes durante el curso (esperar turno, cómo distribuir, recoger y compartir el material).
Avisar siempre con antelación suficiente y recordar los cambios en la rutina o el horario (excursiones, actividades nuevas…), asegurándonos que el niño lo ha entendido bien.
No interrumpir la clase con temas que no tienen que ver con lección (los avisos al final de clase). Si se dan al principio el niño puede pasar toda la clase pensando en la excursión, o intentando no olvidarse de algo).